Educación Superior y Salud Mental

Por Leopoldo Ramírez Alarcón, director ejecutivo de Vertebral.

Un reciente estudio liderado por la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso, patrocinado y aprobado por el Comité de Ética del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP), reveló cifras altamente preocupantes: el 74% de los alumnos que cursa una licenciatura o un programa técnico en alguna institución de educación superior presenta sintomatología depresiva “moderada a severa” como resultado de estudiar en un contexto caracterizado por cuarentenas y restricciones a la movilidad para prevenir la propagación del Covid-19.

Sin duda alguna el actual contexto de emergencia sanitaria ha golpeado fuertemente a todos los actores de la comunidad educativa, pero ha sido especialmente pernicioso con nuestros estudiantes, quienes han debido flexibilizar sus dinámicas de vida, capacitarse en nuevos formatos de estudios y destinar más horas de las habituales a las actividades académicas con el objetivo de sacar adelante un año particularmente complejo, lo que evidentemente generó severos daños en la calidad de su salud mental. Falta de horas de sueño y mal sueño, sensación de angustia frente a la incertidumbre de lo desconocido e irritabilidad son algunos de los fenómenos que quienes compartimos con estudiantes en el aula hemos escuchado.

El Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica acreditados, Vertebral, ve con especial preocupación esta materia, pues hemos constatado con las propias instituciones de educación superior el alza sostenida en la manifestación de inquietudes a las unidades de Asuntos o Desarrollo del Estudiante, demandando apoyo en temas relativos a la salud mental.

Incluso desde antes de la pandemia hemos estado trabajando colaborativamente con el Ministerio de Salud, con quien firmamos un convenio para impulsar líneas de acción tendientes a disminuir esta preocupante alza de síndromes relacionados a la salud mental.

Es fundamental hoy, más que nunca, contar con metodologías y herramientas que estén a disposición de las instituciones para entregar contención transversal y homogénea, sin distinción, a los estudiantes que requieran apoyos concretos en los duros momentos que todavía transitan por la incertidumbre que sigue propiciando la pandemia.

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