Consejo Asesor para la Educación Técnica

Por Daniel Solís Igor, Rector CFT estatal de Calama.

Hace unos días reflexionábamos sobre lo difícil que es comenzar desde cero cualquier actividad y lo necesario que resulta aplicar un esfuerzo extra a su materialización. Lo anterior porque se deben crear y diseñar cosas que hasta ese momento no existían, construir donde no había, dar impulso a cuestiones hasta entonces inmovilizadas, en muchos casos rompiendo la abulia para abrir caminos y sembrar allí donde solo hay terrenos yermos.

Pero a las grandes ideas se le deben grandes esfuerzos para su implementación, más aún cuando estas buscan generar beneficios importantes para un conjunto muy grande de personas, aportando a su formación y crecimiento.

Esta semana, varias instituciones hemos sido convocados a la conformación del primer Consejo Asesor Empresarial de la Provincia del Loa para la Educación Técnica, instancia liderada por la Dirección Provincial de Educación y cuyo propósito es contribuir a alinear las necesidades del sector productivo desde la óptica de la formación de capital humano especializado.

En específico, se trata de una instancia de orientación, consulta y vinculación entre el sector productivo y actores de la educación media y superior, para el desarrollo y fortalecimiento de la educación media técnico profesional, buscando impregnar de una mirada local y provincial la formación de los estudiantes, su desarrollo personal y profesional y su impacto en el desarrollo productivo de la zona.

De la anterior declaración se desprender algunas acciones específicas. Este Consejo buscará asesorar sobre las tendencias de los sectores productivos de la provincia y región, dando luces sobre la demanda laboral para orientar de esta manera la apertura, mantención o cierre de algunas especialidades en los colegios lo que, sin duda, contribuirá a centrar los esfuerzos de formación en aquellas disciplinas hoy más requeridas y necesarias.

Otro foco de trabajo será la promoción del desarrollo de competencias transversales en los estudiantes, mediante el diseño de un trabajo colaborativo entre los liceos, las empresas y los actores locales, considerando la enorme responsabilidad de dotar a los futuros profesionales de herramientas y habilidades claves en el mundo laboral actual, donde lo más valorado no es necesariamente el conocimiento, sino la predisposición a seguir aprendiendo, la responsabilidad, el trabajo en equipo y la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias y no temer a los nuevos desafíos.

Un gran reto de trabajo colaborativo que supone diálogo e interacciones positivas, donde la implicación colaborativa de cada persona y organización garantizará el éxito de esta gran iniciativa.

Ve la columna originalmente publicada aquí.