El Valor Agregado de un Técnico Profesional

Por Mauricio H. López Muñoz Director IP Virginio Gómez de la UdeC, Sede Chillán

Ayer celebramos el Día del Técnico Profesional, evento que resalta características de nuestra sociedad actual con cambios acelerados y diversos: tecnológicos, económicos y sociales, que se presentan o requieren, con distintos grados de urgencia, por los individuos o grupos de habitantes de un territorio o comunidad. Para dar respuestas fluidas y eficaces, urge contar con organizaciones ágiles a modo de cautelar y garantizar la satisfacción positiva de la demanda y con ello proyectar crecimiento. Esto implica, necesariamente, como un factor clave, contar con equipos de personas competentes, con los rangos técnicos pertinentes y certificación social. En este contexto la formación Técnico Profesional viene a generar un aporte a las organizaciones dado que dentro de su proceso educativo se forman personas con competencias laborales específicas que responden a requerimientos de capital humano, teniendo en cuenta que estas van mutando rápidamente en función de los cambios del mercado, por ejemplo: ayer se requerían personas con conocimientos de electricidad, hoy es clave certificar esas competencias y validarlas en función de las nuevas tecnologías y cambios del sector productivo. Esto es, al formarse profesionalmente como Técnico, valida a la persona, pero a la vez satisface a la organización y la sociedad, a las que les garantiza calidad y respuesta a los requerimientos, con eficiencia y control de riesgos operativos y ambientales.

En este sentido el IP Virginio Gómez, apuesta a entregar la opción de perfeccionamiento en carreras técnicas que respondan a la demanda actual y futura para el desarrollo de la nueva Región de Ñuble. Hoy, se busca cada vez más por parte del mercado laboral contar con profesionales que puedan proyectarse en diferentes funciones. Por ello las carreras técnicas de nuestra institución permiten a futuro una continuidad de estudios, sea a una ingeniería o perfeccionarse en otra disciplina que aporte a su formación.

Junto con las competencias específicas propias de la profesión, se hace imprescindible en un mundo globalizado, que las personas cuenten con competencias y habilidades blandas que aporten a su formación, las cuales son muy valoradas en el mercado laboral, donde es clave la ética y los valores universales, como el respeto, la responsabilidad, la capacidad de empatía, el liderazgo y la capacidad de desenvolverse adecuadamente con los distintos factores culturales de la sociedad. En este contexto el IP Virginio Gómez, ha puesto su acento diferenciador, entregando no solo las competencias duras o específicas de las carreras técnicas, sino además contribuyendo a potenciar las habilidades blandas, que por lo general se forman en la cuna del individuo y en la formación preescolar. Estas variables son las que hacen a una persona valiosa laboralmente, donde no solo conozca lo técnico, sino además, genere un valor agregado que le permita proyectarse. En este sentido el ilustrar con experiencias emprendedoras e innovadoras, sin duda forman a un profesional más integral, y capaz de mirar un futuro más positivo y sobre todo generando las satisfacciones propias que todo individuo busca, sentirse pleno, satisfecho y feliz en su quehacer.

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