Mujeres y Tecnología

Por José M. Piquer, académico Universidad de Chile.

Dentro de los sesgos de carreras y género más fuertes que hay en nuestra historia, siempre ha destacado la poca presencia de mujeres en ingeniería. Y, dentro de ingeniería, computación ha sido aun peor. En los viejos tiempos, años 80-90, teníamos entre 5% y 10% de mujeres, y lo encontrábamos normal. A medida que ha pasado el tiempo, el mundo entero ha ido evolucionando y cuestionando esta realidad. ¿Por qué hay pocas mujeres en computación? La tradición habría justificado que las mujeres ‘en forma natural’ prefieren carreras más ‘humanas’ y tienen menos interés por la ciencia y la tecnología. A medida que la sociedad cuestiona estas definiciones simplistas, también nos vamos dando cuenta de que estos sesgos se enseñan y se aprenden a lo largo de la vida.

Durante los últimos años, se han ido haciendo varios esfuerzos para mejorar la participación femenina en el área, y algunos han sido bastante exitosos, aunque todavía estamos lejos de lograr una paridad. Creo que vale la pena destacar el Programa de Equidad de Género que comenzó ingeniería de la Universidad de Chile el 2014, y que generó cupos especiales para mujeres. Acá quiero compartirles mi experiencia muy personal en este tema. Por más de 30 años, he dictado varios cursos que son de los más técnicos de la carrera de computación, por lo que el sesgo de género me tocaba muy fuerte: mis mejores alumnos siempre eran hombres y varias alumnas mujeres tenían problemas para aprobar, incluso algunas que eran buenas alumnas en otros temas. Hace unos 10 años, algo comenzó a cambiar: sistemáticamente, mis mejores alumnas eran mujeres y desapareció ese sesgo de rendimiento entre hombres y mujeres. Fue casi de golpe.

Yo diría que yo no cambié nada mi forma de enseñar ni de evaluar, pero uno nunca sabe, puede haber algo inconsciente de mi parte. Lo relevante es que la sociedad cambió. Estos sesgos eran mucho más culturales y aprendidos de lo que creíamos, y hoy vemos cómo desperdiciábamos talento escaso y valiosísimo para el país. Sin ni siquiera entrar a discutir lo tóxicos e insanos que pueden volverse los ambientes cuando hay un solo género dominante (cosa de mirar los liceos que no son mixtos), resulta inaceptable desincentivar a la mitad de la población para estudiar carreras donde podrían aportar y ser felices.

Peor aun, en un momento en que el país necesita urgentemente profesionales de alto nivel en estas áreas, no podemos dejar de modificar esta realidad. Si conocen niñas, adolescentes o mujeres que claramente tienen habilidades en ciencias, matemáticas y, mejor aun, si les atrae la tecnología, no duden en motivarlas, en apoyarlas, en incentivarlas para que sigan sus intereses. Se requiere un esfuerzo extra de nuestra parte, de modo de combatir esos sesgos históricos. Lo que hoy podemos asegurar es que la universidad, la industria y la sociedad están acogiendo con gusto a estas futuras profesionales. El país las necesita, y nuestros equipos tecnológicos, también.

Ve la columna originalmente publicada aquí.