Universidades privadas ante el escenario pospandemia: ¿nuevos desafíos?

Julio Labraña, investigador Centro de Políticas Comparadas de Educación UDP.

La pandemia por covid-19 ha alterado radicalmente el funcionamiento de las universidades. En este respecto existen una serie de impactos inmediatos, ampliamente conocidos y relacionados con la apresurada transición de las instituciones hacia la docencia en línea, la adquisición de plataformas de aprendizaje a distancia, la adaptación de profesores y estudiantes ante esta nueva modalidad y, en general, la gestión no presencial de las actividades de docencia, investigación y extensión de las universidades. Sin embargo, en el escenario pospandemia es probable que emerjan otros desafíos para el sector, los que resultan especialmente relevantes para las universidades privadas. En primer lugar, es preciso considerar que el financiamiento de las universidades y sus estudiantes experimenta desde hace varios años a nivel global severos ajustes, restringiéndose la importancia de los aportes fiscales a las instituciones privadas, aspecto que probablemente no hará sino agudizarse luego de la actual pandemia. Ante este escenario se hace particularmente urgente para las universidades privadas diversificar su estructura de financiamiento, incorporando tanto recursos de fuentes estatales, como transferencias a nivel gubernamental o aportes fiscales directos, como privados, como convenios con empresas u órganos profesionales, donaciones o aportes de sus ex alumnos. En el caso chileno, donde la mayoría de las instituciones privadas depende casi exclusivamente de ingresos por matrícula, la diversificación de recursos se convierte en una condición necesaria para así asegurar la autonomía del sector a mediano y largo plazo.

A continuación, la pandemia por covid-19 ha implicado un segundo efecto, consistente en un importante proceso de destrucción de empleos. Para las universidades privadas este desarrollo demanda presiones en diversos frentes. Dos resultan aquí especialmente importantes. A nivel de las instituciones es necesario reformar los programas de aprendizaje de modo de promover la adquisición de las competencias necesarias que aumenten la probabilidad de una inserción laboral exitosa bajo el nuevo escenario de creciente automatización, subrayando por tanto la importancia en el currículo de aprendizajes prácticos, reflexivos y con foco en la interdisciplina. Por otra parte, a nivel de las políticas públicas orientadas al sistema universitario privado, resulta urgente avanzar en medidas que incrementen la articulación interna, tanto entre las universidades privadas como entre estas y las instituciones del sector técnico-profesional, con el objeto de crear nuevos caminos intermedios de profesionalización, evitando de este modo la pérdida de inversión en capital humano de los estudiantes y sus familias y elevando la retención dentro de las universidades.

Relacionado con lo anterior, hay un tercer desafío, que tiene que ver con las posibilidades de la virtualización de la enseñanza. La pandemia generó en este respecto importantes aprendizajes para las universidades en términos de las posibilidades de la formación a distancia. Sería lamentable que dichos conocimientos fueran simplemente abandonados cuando se propicie la transición hacia la presencialidad. Lo que se requiere entonces es que las instituciones de educación superior y las universidades privadas en particular comiencen desde ya a discutir internamente en qué medida los nuevos saberes adquiridos sobre la docencia a distancia les permiten alcanzar sus fines, en qué apartados la interacción presencial debe en cambio ser reforzada y cómo debiesen responder a esto.

Finalmente, en relación con la dimensión de la investigación, aspecto en que algunas universidades privadas han experimentado importantes progresos, resulta necesario continuar avanzando, reconociendo uno de los principales aprendizajes de la pandemia: la necesidad de perspectivas interdisciplinares para enfrentar problemas complejos. En efecto, la pandemia ejemplificó claramente un problema simultáneamente médico, político, educacional, económico y científico. Considerado lo anterior, resulta fundamental para las universidades impulsar la colaboración entre académicos de diferentes disciplinas, intentando promover además que dichas iniciativas fortalezcan las actividades docentes de las instituciones. Si el escenario pos pandemia efectivamente implica una reconfiguración del mercado laboral, entonces la interdisciplina debe formar parte del ethos desde el cual las instituciones de educación superior forman los nuevos profesionales.

Como hemos examinado, el escenario pospandemia se revela lleno de posibilidades para las universidades privadas. Múltiples escenarios se abren en este respecto dependiendo de las decisiones tomadas a nivel de la política pública, pero especialmente de las prioridades de las organizaciones. Vale la pena entonces prestar atención a cómo dichas instituciones enfrentan estos retos, sea que opten por enfocarse en el pasado o en el futuro, recordando que en circunstancias inciertas como la actual incluso el no decidir es ya una clara decisión.

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