Educación Técnico-Profesional: A la altura del desafío

Por Gonzalo Tomarelli R., rector de Iplacex y secretario del Consejo de Rectores–Vertebral.

Chile vive uno de los momentos más complejos de su historia reciente producto del covid-19 y el sector educación ha sido, quizá, uno de los más desafiados. Sin embargo, gracias al esfuerzo de estudiantes, docentes y colaboradores de las distintas instituciones, especialmente aquellas del subsector Técnico-Profesional, ha sido factible dar continuidad a los procesos de enseñanza-aprendizaje de más de 400 mil jóvenes en nuestro país.

Aun cuando casas de estudios superiores, técnico–profesionales y universitarias, han sido duramente golpeadas —entre otros aspectos en sus finanzas— es menester destacar los enormes esfuerzos y fuertes inversiones realizadas para asegurar el correcto funcionamiento de sus programas académicos.

En esta línea, en el Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica acreditados, Vertebral, vemos como un importante desafío la modernización de las estrategias formativas y la incorporación de tecnologías de información que permitan la llegada de modalidades semipresenciales y a distancia.

En Chile las instituciones que han desarrollado la modalidad a distancia en los últimos años son precisamente los institutos profesionales y resulta particularmente destacable el convenio firmado entre el Mineduc e instituciones como Iplacex, Duoc, Inacap, AIEP e Iacc para compartir sus buenas prácticas y entregar capacitación a los docentes de otras con menor experiencia en el uso de las tecnologías en el contexto de la pandemia. Son igualmente destacables los esfuerzos de las instituciones en materia de becas de conectividad, apoyo socioafectivo y ayudas económicas para sus alumnos.

Estamos convencidos que la pandemia solo aceleró un proceso que numerosa evidencia nacional e internacional ha procurado advertir: urge en Chile innovar en estrategias y contextos formativos. Sin ir más lejos, según cifras oficiales, las carreras a distancia o en modalidad online aumentaron un 158% entre 2015 y 2020, superando los 52 mil alumnos, lo que representa aproximadamente el 4,6% de la matrícula de la educación superior, pero se prevé que siga creciendo, no como consecuencia de hechos específicos de la contingencia, sino como una legítima herramienta formativa de múltiples beneficios.

El desarrollo del e-learning y las tecnologías de la información representan una gran oportunidad para un país como Chile, con una fuerza de trabajo con importantes carencias en materia de competencias laborales y una geografía que imposibilita a muchas personas el acceso al sistema terciario de educación. Sin embargo, la virtualización de la enseñanza no mejora automáticamente la educación, pero sí ofrece posibilidades que no son tan asequibles mediante la sola telepresencialidad de docentes y estudiantes. El reto, por tanto, para cada institución de educación superior, así como para los marcos normativos que las regulan, es cómo enfrentarse a este nuevo desafío atendiendo a los propósitos que las distinguen, y que, por cierto, ha obligado a institutos profesionales y centros de formación técnica a redoblar esfuerzos para estar a la altura del desafío.

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