Antígona Feminista: ¿Dónde están las mujeres en las artes visuales I?

Gabriela Rivera Lucero,  artista visual, fotógrafa y feminista.

Creo que son diversos modos, demasiados, partiendo por la enseñanza de las artes, muy aliado a la escasa visibilidad en circulación, y las paupérrimas condiciones laborales. Pensaba responder esto revisando diversas fuentes, desde los denominados datos duros, pero mientras lo hacía me iba dando cuenta, que bastaba con hacerlo desde la biografía, ya que en ella están vivos y refulgentes esos datos que parecen no tener cuerpo.

Si reviso mi lugar de formación, en uno de los espacios emblemáticos del estado nación chilenos, la Universidad de Chile, no hago mas que recordar un lugar casi renacentista, donde se nos enseñaba desde una jerarquía verticalista y desde el modelo “discípulo-maestro”, ojalá parecerse al maestro, y emularlo. Nada más acorde al modelo androcéntrico, donde había ausencia de “maestras” y escasa cabida para las “discípulas”, en caso de optar por ello, lo cual nunca fue lo mío.

Luego te encontrabas con la cotidianidad de los espacios comunes, los patios, pasillos, el “verde bosque” o patio de carretes, todos lugares donde era frecuente el acoso, la mirada inquisidora dispuesta a “piropear” de los propios compañeros. Pero ello resultaba ingenuo comparado con conversaciones que una a veces escuchaba de docentes conversando acerca de lo guapa que lucía alguna compañera, creo que ello fue de los sucesos que me resultó más desagradable y molesto, escuchar como se “tasaba” el cuerpo de nosotras las mujeres, por autoridades académicas. Por que nuestro cuerpo si podía ser cosificado, si total éramos y habíamos sido las “musas inspiradoras” y modelos a copiar.

Por otro lado recordar quienes asistíamos, un elevado grupo de mujeres, mas del 70% y un 30% de varones. Y que pese a ser muchas y a tener iguales o mejores calificaciones, y/o proyectos interesantes, éramos pocas las que luego fuimos quedando y siendo consideradas artistas, pero más escasas aún las que quedaron como ayudantes o siguieron la docencia en educación superior para continuar formando artistas.

No puedo dejar de mencionar la burla constante que existía desde el taller de pintura, que tenía la hegemonía (y qué disciplina más reproductora del orden patriarcal!) hacia el taller de arte textil (sí, la disciplina de la que se apropiaron las artistas feministas para hacer crítica)

Finalmente cómo no dejar de recalcar que de los 4 años de formación artística, casi no hubo referentes de mujeres artistas, ni menos feministas, así como de otras culturas, ¡sino que de occidente!

Y con que me encuentro ahora, a casi 15 años de haber egresado. Me doy cuenta que de mi generación y de mi especialidad, la de Fotografía, soy de las pocas que aún hace arte, y no es casual. Ello obedece a lo macabro de la estructura patriarcal.

Por que se nos formó sin ancestras artistas, observando cuerpos de mujeres que reproducían cánones pintados por hombres, que además no eran ningunos Apolos, pero que si exigían tu fueses Afrodita. Porque aunque éramos muchas se nos violentaba de manera sutil mediante acosos. Por que probablemente las pocas profesoras que tuvimos seguían reproduciendo la metodología patriarcal para no sucumbir y no perder el terreno que tanto les había costado. Y hacernos creer que estamos bien, que no hay diferencia en ser artista mujer, por que yo no tuve problemas ¿cierto? Pero te cuento que muchas si!

Y ello es demasiado evidente si revisamos esos datos duros que mencionaba al principio, basta con analizar a simple vista algunos factores cruciales que conforman el engranaje de las artes visuales contemporáneas: formación, presencia en exposiciones, mercado del arte, visibilización en medios o prensa, premios.

Comencé por revisar  los lugares donde se  forman las y los artistas visuales, y es como una bofetada,  la cantidad de académicos  vs académicas que imparten las carreras de Artes Visuales en el país, te encuentras con cifras abismantes, y ahí veo mi escuela (19 docentes mujeres y 31 docentes varones), que es solo superada por otra institución que también se perfila como progresista y pluralista, la Universidad Diego Portales (11 docentes mujeres y 24 docentes varones). ¿Será una paradoja? ¿Acaso las universidades más conservadoras, que tienen en su planta docente más cantidad de mujeres implica un cambio en la reproducción no sexista? Y ahí nos complejizamos por que no necesariamente mayor cantidad de mujeres significa un cambio de paradigma, sobre todo si no va aliada de una mirada feminista y no sexista.

Luego si analizo las muestras que se exhiben en los espacios sacrosantos y oficiales de las artes, porque recordemos que obedeciendo al discurso patriarcal hay jerarquías en los lugares a exponer y trascender, y es así como al ver las muestras del MNBA, me encuentro que entre el 2015 al 2017 solo ha habido 5 exposiciones individuales de artistas mujeres, y más del triple de artistas hombres.

Si vamos a los espacios de venta obra que son principalmente las galerías de arte comerciales nos encontramos con otras cifras, y eso es interesante, aquí en el nicho neoliberal de las artes encontramos equidad de cifras… Para ello estuve observando galerías emblemáticas como Patricia Ready e Isabel Aninat ¿nuevamente una paradoja? ¿Ello asegura que haya menos sexismo? Personalmente creo que no. Revisando las obras, me encuentro con que muchas de ellas no cuestionan el sistema sexo género, ni las lógicas patriarcales, mas bien se vincula con algo que me resulta valioso el oficio, pero con poco contenido desestabilizador del status quo.

Finalmente si reviso los premios de arte, en este caso, sólo observé los Premios Nacionales, no los de Arte Joven, me doy cuenta que desde sus inicios en 1944, ha habido 27 premios, 21 de ellos han sido otorgado a varones, y sólo 6 los han obtenido mujeres. Si me detengo en las fechas 3 de ellos fueron entregados a partir del 2011. Las épocas más duras fueron lógicamente la dictadura y los gobiernos democráticos postdictadura, a excepción del segundo gobierno de Bachelet.

Entonces me pregunto si ¿nos seguirán considerando histéricas por reclamar y denunciar nuestra invisibilización en las artes visuales?  Por que ya no es solo paridad , lo cual no implica exigir nuestra presencia, pero ella aliada a un cambio de paradigma que apunte a prácticas de artes visuales no sexistas ni depredadoras.

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