IP-ARCOS

FOTÓGRAFO FORMADO EN ARCOS EXPONE EN EL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

Se trata de Gaspar Abrilot, quien acaba de inaugurar, el sábado 10 de mayo, su exposición “Mundomágico”, con la curaduría de Alexis Díaz Belmar, y que estará abierta al público hasta el 20 de julio, en el tradicional museo de calle Ismael Valdés Vergara 506, en Santiago centro.

Inaugurado en 1983 y emplazado en la comuna de Lo Prado hasta el año 2007, Mundo Mágico fue un parque que aprovechó las posibilidades que permitía la miniatura, y propuso un imaginario de Chile como un país próspero, avanzado y que se encaminaba a pasos agigantados hacia el siglo XXI.

A casi 20 años del cierre de su cierre, el artista establece una relación entre los vestigios de ex parque temático familiar y el desplome de ese Chile higienizado del proyecto neoliberal chileno.

Siguiendo las ideas propuestas por Sernatur unos años antes, los dueños de Mundo Mágico decidieron, aprovechando las posibilidades que permitía la miniatura, el parque propusiera un imaginario de Chile como un país próspero, avanzado y que se encaminaba a pasos agigantados hacia el siglo XXI. En este lugar se proyectó un territorio en donde la cordillera se sindica como el espacio que nos unifica a través de su monumentalidad y esplendor. Sus creadores actuaron como validadores de un modelo al seleccionar ideológicamente diversos espacios, edificios y empresas que actuaron como catalizadoras del ideal de un paisaje nacional, consolidando con ello la idea de un país fuerte, centralizado y vanguardista propuesto por Portales, prolongado por Ibáñez del Campo y anclado por Pinochet. Con la distancia, vemos que es una postal, que hay propaganda en términos educativos, pero en su momento sus dueños realmente pensaban que Chile era uno solo, que todos éramos iguales”, comenta Abrilot, quien además de fotógrafo de I.P. ARCOS, es editor, impresor y académico chileno, con Magíster en Investigación y Creación Fotográfica de la Universidad Finis Terrae.

Ha realizado destacados proyectos de investigación en torno al estudio y análisis visual sobre problemáticas de territorio, buscando representar narraciones que exponen diferentes realidades históricas, sociopolíticas o geográficas. Ganador del 42° Salón Nacional de Fotoperiodismo (2021) en la Categoría Medioambiente, su obra autoral ha sido parte de exposiciones colectivas e individuales tanto en Chile como en el extranjero. En 2023, su díptico A la sombra de los Algarrobos/Cuando Quillagua era Quillagua, realizado en conjunto con el antropólogo Jorge Rowlands, fue galardonado en los premios PoyLatam a mejor fotolibro Iberoamericano. Por otro lado, Latin American Photography Foundation le otorgó el premio a mejor proyecto latinoamericano por su obra A la sombra de los Algarrobos. Actualmente es director del Diplomado en Archivo, Digitalización y Conservación de Documentos Patrimoniales de la Universidad Andrés Bello y docente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Talca.

La construcción de este parque apelaba a una lógica educativa. Enseñar a los niños cómo era Chile y permitirles ‘viajar’ de manera entretenida y accesible. Es necesario remarcar la poca ayuda económica que tuvieron los dueños por parte del municipio, de ministerios o de la Junta Militar. Pero, sí creo que su diseño se basa en una apreciación blanqueada, bien orgánica y sincera de cómo un sector y, principalmente la dictadura, veía a Chile”, ahonda el fotógrafo.

El parque temático, fundado por Gerardo Arteaga Oehninger, tenía un tren que recorría sus instalaciones de 350 metros de largo. Ahí se presentaban diferentes hitos naturales y arquitectónicos de Chile a escala 1:25. Entre ellos, el Morro de Arica, el Estadio Nacional, la Torre Entel, Copec, el Palacio de La Moneda y las Torres del Paine.

Cuando estaba fotografiando el parque había mucha ballica, que es este pasto tipo espiga, pero ya estaba seco y apelmazado. Cada vez que bajaba la mirada sentía una conexión con ese desierto extractivo de la alta minería, pero también con el de los detenidos desaparecidos. Entonces, esa pulsión estaba siendo tan constante que decidí incorporar como una pieza grande que permitiera enfrentarnos, metafóricamente, a las decisiones que tomamos como país y que son influenciadas directamente por una economía extractivista”, detalla sobre el proceso creativo.

Aunque compuesta principalmente de fotos, “Mundo Mágico no es una exposición orientada solamente a la fotografía. Más bien es una muestra sobre una investigación profunda a un ex parque temático que está en el recuerdo de una generación, y que tiene a la fotografía como un elemento más dentro de varias aristas (…) Quedé fascinado con esos puentes que aún quedaban entre las ruinas, bien característicos entre San Rafael y Linares: Puente Lontué, Puente Lircay, Puente Putagán, etcétera. Tenía muchas ganas de sacarla y quedarme con ella como recuerdo, así que hablé con la gente de Lo Prado y me permitieron llevarla. La idea de agregarla tiene que ver con darle un regalo a la gente que visite el museo. Que puedan apreciar las fotografías, que entiendan la investigación que hay detrás, que identifiquen las representaciones que hay en ellas y que volteen hacia el centro de la sala para que puedan apreciar, al mismo tiempo, una maqueta original de un parque que está en la memoria de muchos chilenos”, sentencia Abrilot, a modo de invitación a la exposición.