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ENNIO MORRICONE: DOS MIRADAS SOBRE SU LEGADO

El pasado 6 de julio el mundo del cine y la música perdió a una de sus figuras más relevantes. Ennio Morricone, creador de más de 500 bandas sonoras, falleció a los 91 años dejando un legado invaluable en el mundo de la música para el séptimo arte.

Ennio Morricone
Ennio Morricone en el Festhalle Frankfurt. (Imagen por Sven-Sebastian Sajak)

Nacido en Roma, la carrera musical de Ennio comenzó a temprana edad, pero fue durante la década de los 60, trabajando junto al director Sergio Leone, que su figura adquirió relevancia mundial, marcando el inicio del llamado Spaghetti Western.

Apodado el “Mozart de las bandas sonoras” por la calidad de su trabajo, Ennio Morricone destacó no sólo por lo prolífico de su obra, sino además por su versatilidad, incursionando en estilos musicales tan variados como el jazz, avant-garde, folk italiano y música clásica, entre otros. Películas como “Por un puñado de dólares”, “El bueno, el malo y el feo”, “La Misión” o “Cinema Paradiso” –consideradas hoy verdaderas joyas del cine–, dan cuenta de su eclecticismo y calidad, atributos que en 2020 lo hicieron merecedor, junto al también compositor John Williams, del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020.

Para profundizar en el trabajo de este compositor, entender su impacto en la cultura contemporánea y la relación existente entre música y cine, conversamos con Gerardo Silva y Alberto Peña, ambos docentes de la Escuela de Sonido y Música del Instituto Profesional ARCOS, quienes comparten su mirada sobre Morricone.

Gerardo, ¿cómo se resume la relevancia de Ennio Morricone?

Ennio Morricone compuso cerca de 500 piezas musicales para cine de ficción, documentales y televisión. Para tener una idea del volumen de su trabajo se puede ver que sólo el año 1969, por ejemplo, compuso la música para 22 films de ficción. Alguien que trabaja a ese ritmo tiene la posibilidad de aprender mucho de su propia práctica y eso es lo que uno puede ver en el trabajo de este compositor.

¿Y cuáles son a tu juicio las claves que definen su legado en el mundo del cine y la música?

En su primera etapa como compositor para cine, Morricone inventa un tipo de música completamente nuevo para lo que comenzaría a denominarse Spaghetti Western. Música que llama la atención tanto por su simpleza como por su trascendencia. Simpleza aparente frente a la seriedad de la música de carácter sinfónico que sonaba principalmente en el cine de las décadas anteriores pero donde ahora una armónica, silbidos o un chasquido de látigo comenzaban a transformarse en “el sonido del oeste”. Marca también una gran diferencia estética al utilizar una trompeta para construir la atmósfera de un duelo de pistoleros, eso no es raro ya que Morricone a los 18 años ya tenía su diploma de trompetista. Y esa aparente simpleza musical trascendió hasta el punto que hoy está convertida en una suerte de ícono de la cultura popular. Pero esto sólo fue el inicio de su carrera como compositor para cine. En las siguientes décadas consolidó una propuesta que, más que música, comenzó a instalarse como una atmósfera cinematográfica, utilizando las posibilidades de la orquesta, el piano, la experimentación o sincretismos musicales como en La Misión.

Alberto, ¿qué condiciones se dieron para que Ennio Morricone se convirtiera en la figura que hoy recordamos?

Creo que algo muy importante para su consolidación como figura –además de estar en el lugar y tiempo correctos– fue su capacidad para crear lo que en el mundo de música para cine se conoce como «melodías memorables». Este tipo de melodías son las que sales tarareando del cine cuando vas a ver una película; melodías sencillas pero muy bien construidas y efectivas. Es lo que pasa, por ejemplo, con el leitmotiv de Darth Vader en Star Wars o en El Padrino. Melodías que la gente no sólo escucha, sino que además recuerda. Ahí está, a mi juicio, la materia prima.

Además eres docente de la asignatura de Teoría Musical en el I.P. ARCOS, ¿ves algo de la forma de trabajo de Ennio en las nuevas generaciones de compositores y realizadores?

Sí claro. Además de Teoría Musical también hago un ramo que se llama “Composición de Bandas Sonoras para Medios Audiovisuales”, ahí he podido ver que existe mucho interés de alumnas y alumnos por componer música en el contexto de la imagen. Creo que las generaciones actuales somos muy distintas a la de Ennio. Hoy en día las nuevas tecnologías nos permiten acercarnos de manera mucho más inmediata y directa a la composición de música para audiovisuales. Por esto creo que la manera de trabajar es un poco diferente, pero las referencias a compositores exitosos siempre están, y la música se trata, precisamente, de buscar referencias y aplicarlas. Veo en los alumnos un gran interés por sacar lo mejor de todos los compositores que conocen –y van conociendo– durante su vida académica. Por eso diría que sí, hay algo de Ennio en las generaciones más jóvenes, tanto de ARCOS como de otros lugares.

Alguien que trabaja a ese ritmo tiene la posibilidad de aprender mucho de su propia práctica.

Gerardo Silva.

¿Y en tu caso Gerardo?, actualmente dictas la asignatura de Música e Imagen en el Instituto ARCOS. Desde esa vereda, ¿Qué relevancia le otorgas a la música –y por extensión al sonido– en el lenguaje cinematográfico y audiovisual?

El cine nació siendo un soporte de reproducción de imágenes en movimiento pero que carecía de sonido. Hoy ver imágenes sin sonido o música puede llegar a ser una experiencia casi insoportable para la mayoría. ¿Qué pasó entre esos dos momentos, desde el pianista contratado en cada sala de cine, que de manera intuitiva acompañaba la proyección con su propio repertorio musical, hasta vivir una fuerte experiencia con la banda sonora de un film de terror en una sala de cine? Lo que sucedió se puede explicar desde un análisis estrictamente cinematográfico pero quizás antes que eso hay que comprender que, más allá de la historia del cine, la humanidad siempre ha utilizado sonidos y música para sus rituales, para acompañar sus relatos y para cada momento importante de su vida. En ese sentido hay una necesidad universal de usar música para generar emociones, para generar la atmósfera necesaria en determinadas ocasiones. Eso es lo que Ennio Morricone comprendió claramente y logró plasmar en sus composiciones para el cine.

Veo en los alumnos un gran interés por sacar lo mejor de los compositores que van conociendo durante su vida académica. Por eso diría que hay algo de Ennio en las generaciones más jóvenes.

Alberto Peña.

Para ahondar más en el auge de la música para cine en nuestro país y la mirada de la academia al respecto, consultamos a Roberto Muñoz, Director de la Escuela de Sonido y Música ARCOS.

Roberto, como Director de la Escuela de Sonido y Música ARCOS, ¿Cuál es tu mirada sobre el desarrollo de la música para cine en nuestro país, y en particular el enfoque de I.P. ARCOS?

Como comenta Alberto, hoy en día las nuevas tecnologías permiten un acercamiento mucho más inmediato –y agrego, a muchas más personas– al trabajo en audiovisuales. Pensar en componer música incidental para cine con la sonoridad de una gran orquesta, pero sin poder tener acceso a ella, limitaba mucho el desarrollo de este ámbito de desempeño en Chile hace un tiempo atrás; restricción superada, para muchos proyectos de bajo y mediano presupuesto, con el desarrollo de instrumentos virtuales de gran calidad sonora. En la otra vereda, en cuanto a la imagen, la tecnología digital y nuevos espacios de distribución, permiten a su vez un crecimiento en la cantidad de producciones audiovisuales, lo que conlleva una mayor demanda de música inédita para audiovisuales. Es por esto y otras razones  que la carrera de Composición Musical del I.P. ARCOS considera de manera relevante en su plan curricular el desarrollo de competencias en el ámbito de la Música Funcional, en el cual se enmarca la música para cine, teatro y videojuegos entre otras. El aprendizaje que logran nuestros estudiantes en este ámbito se plasma en composiciones para proyectos de estudiantes de la Escuela de Cine y Audiovisual, con quienes serán, en conjunto y sin duda, parte importante de los nuevos realizadores de la escena audiovisual nacional. 

Sobre los entrevistados

Gerardo Silva: Realizador Audiovisual. Docente en las áreas de Concepción Sonora, Documental y Taller de Realización por más de 25 años en diferentes centros de estudio. Desde hace más de 20 años registra, investiga y realiza documentales sobre música tradicional del mundo.

Alberto Peña: Licenciado en Música y Educación, Universidad Tecnológica de Chile. Master en Composición de Bandas Sonoras y Música para Medios Audiovisuales, ESMUC (Barcelona).

Roberto Muñoz: Director Escuela de Sonido y Música ARCOS. Ingeniero en Sonido, U. Pérez Rosales. Doctor en Ingeniería Acústica, UPM / Investigador, Diseñador de estudios de grabación, Post productor de sonido para Cine y TV, Productor Musical e Ingeniero de grabación, mezcla y masterización de Digisound Estudios.