IP-ARCOS

COLONIZACIÓN DE LA MIRADA

La denominación de “Encuentro de dos Mundos” es un sarcástico eufemismo para la realidad de los hechos en un territorio que ha padecido la invasión que llamamos “conquista” y la masacre material y simbólica continua a lo largo de 500 años de expropiación colonial. En el mismo momento en que se iniciaba el proceso de conquista y colonización, la modernidad y el capitalismo también atracaban.

«Les Boschiman», fotografía de un espectáculo de pigmeos (bosquimanos) en el Folies Bergère de París, 1886.

Acá éramos “unas fieras salvajes” muy ajenos a la Europa “cristiana, culta y filosófica” por lo que debíamos ser sometidos/domesticados y si no asesinados. Por un lado, debíamos ser incorporados a códigos de conducta sustentados en la moral cristiana con una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del hombre –pater familiae. Y, por otro lado, asumir que el sistema económico capitalista en nuestro territorio era también el sometimiento de las poblaciones no-blancas al trabajo servil o esclavo, algo que se ha normalizado y radicalizado.

“Día de la Raza” pareciera ser una denominación menos eufemista puesto que la idea de raza es con toda seguridad el más eficaz instrumento de dominación social inventado por la colonialidad difundiendo un puñado de estereotipos deshumanizantes que jerarquizó los cuerpos e instaló el correlato racista y la distinción de seres “superiores” e “inferiores” discriminando saberes, producciones y creencias. Raza como un concepto político y una poderosa ficción reguladora entre una piel súbdita y una piel sometida, entre una piel domesticada y una piel subyugada.

La raza es una categoría socialmente construida que no refiere a diferencias biológicas ni fenotípicas, sino a aquellas formas de interpretar las diferencias fenotípicas. El racismo, en estos términos, presupone la creencia de que las razas existen y que los cuerpos pueden ser jerarquizados en función de la interpretación de su diferencia de pigmentación. La piel, destinada a una exterioridad como marca de racialización siendo la blancura profiláctica una imposición estética que carga con siglos de colonialismo y la morenitud/negritud como signo de contaminación, suciedad, impureza y toda la serie de clasificaciones asociadas a lo abyecto; y que sólo es permitida por el poder mediante la folclorización, el exotismo y la sexualización, lo que sigue funcionando bajo lógicas racistas, segregadoras y excluyentes. 

La conversión de “raza” en “racismo” prescribe que todas las prácticas del estudio de la raza siempre fueron prácticas racistas y encuentra su ejemplo más lamentable en el zoológico humano de Paris. Las mismas fotografías que durante el siglo XVIII eran elementos para el estudio de la ciencia de las razas humanas, hoy son el documento de las prácticas racistas.

El problema son los fenómenos históricos y estructurales de violencia material y simbólica que dan sentido a la serie de exclusiones y discriminaciones cotidianas en el seno de una economía neoliberal globalizada en una sociedad cuyo discurso público se orienta eufemísticamente cada vez más al respeto y la tolerancia. Sólo recordar lo que ha sucedido con nuestras/os compañeros/as latinoamericanos en el norte estos últimos días.

Quizás la denominación “Día de la descolonialidad” sea una buena nueva forma de renombrar este día y que la conmemoración transite mejor hacia una reflexión sobre retomar un camino hasta el momento bloqueado para caminar hacia una “Estética de la Liberación” como plantea Dussel, pues el presente no es la restauración ni búsqueda hacia atrás, sino precisamente en la liberación histórica.


Daniela Bertolini O´R
Coordinadora Académica
Escuela de Fotografía