El desafío de la retención estudiantil

Por Laura Bertolotto Navarrete, rectora Universidad Santo Tomás Valdivia.

El último informe de retención Educación Superior (SIES), del Ministerio de Educación, correspondiente a las cohortes 2015 a 2019, señala que los alumnos que se mantienen en la misma carrera, llegan a un 73.6%, lo que significa una baja de 3,6% respecto del año anterior. En la misma línea, datos del Ministerio de Educación concluyen que de cada 10 estudiantes que ingresan, sólo siete continúan sus carreras.

Más allá de las cifras, resulta muy importante visualizar las características de la deserción en primer año. Así por ejemplo, podemos encontrar que Medicina, Obstetricia y Puericultura, Química y Farmacia Terapia Ocupacional, Tecnología Médica, Odontología y Enfermería, son las carreras que presentan una mayor retención en primer año. Por otra parte, si observamos los datos, del informe de retención, por tipo de institución de educación superior, podemos ver que la mayor retención se observa en el formato de Universidad (79,7%), con relación a Instituto Profesional (69,4%), y Centros de Formación Técnica (67,8%).

Otro dato que resulta relevante es lo relacionado con el tema de género, en el cual se observa que las mujeres presentan una tasa de retención más alta que la de los hombres en primer año; pese a factores como la maternidad o el cuidado de los adultos mayores, que en muchas ocasiones obliga a las mujeres a postergar su educación.

Sin embargo, todas estas cifras no reflejan en su totalidad el impacto del 2019 y 2020, años completamente atípicos en materia de educación superior y que lamentablemente dejarán un saldo negativo en este ámbito. En este informe, ya se advierte que en el contexto del estallido social y el inicio del Covid, muchos estudiantes abandonaron o suspendieron sus estudios lo que se refleja en una caída de la tasa de retención de 3.6% respecto a abril de 2019, siendo los Institutos Profesionales y los Centros de Formación Técnica los más golpeados con esta deserción.

Frente a este escenario, asociado a la crisis sanitaria y económica que están viviendo miles de familias, resultará clave para este 2021 el trabajo que desarrollemos las instituciones de educación superior, así como las medidas adicionales que pueda implementar el gobierno, para que los jóvenes puedan mantenerse estudiando, alcanzar sus sueños y que la educación superior no se convierta en frustración.

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